martes, 3 de julio de 2007

BREVE HISTORIA DE LA CIRUGÍA VASCULAR

Reproducido con permiso del Prof. Dr. Raúl Domínguez Asenjo, F.A.C.S. Ex Docente Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y Universidad Católica. Coordinador de Cirugía Vascular, Clínica Alemana, Santiago.

(En Poblete, R., Patología Arterial y Venosa, Sociedad de Cirujanos de Chile, A. Yuri, Ed. Santiago, Chile, 1994: 21-9)


Si escudriñamos en el pasado para buscar los orígenes de la Cirugía Vascular nos remontamos al año 1759, en que Hallowell (1) unió los bordes de una herida de la arteria braquial con un gancho y un trozo de hilo.
Debieron pasar muchos años, hasta fines del siglo XIX, cuando recién encontramos intentos sistemáticos para la reparación de las heridas arteriales como los de Gluck (2) en 188l, y la primera sutura efectuada por Jassinowsky (3) en 1889, en la que éste investigador evitaba penetrar la íntima arterial.
Sucesivos progresos en las técnicas estuvieron en las manos de Burci en 1890 (4), Murphy (5) en 1897 y Dörfler (6), en 1899. Este último fue el primero que utilizó aguja y seda finas, demostrando que la penetración de la intima no llevaba a la trombosis.
Es interesante anotar que la primera anastomosis de 2 vasos fue efectuada por el cirujano ruso de apellido Eck (7) en 1879, y que ésta fue el origen de las derivaciones porto-cavas desarrolladas posteriormente.
Entre los años 1902 y 1906 el gran cirujano e investigador francés Alexis Carrel, solo o asociado con Guthrie, es el verdadero pionero de la cirugía vascular en el mundo, echando las bases de las modernas técnicas de sutura arterial (8, 9). En este contexto, debemos mencionar a Matas (10), quien describió la endoaneurismorrafia como tratamiento de los aneurismas en 1988.
El cirujano español Goyanes (11) en 1906, fue el primero en usar un injerto venoso en la resección de un aneurisma poplíteo. Un año más tarde, Lexer (12) usó un injerto venoso libre tomado de safena para reparar la arteria axilar.
Pese a éstos avances publicados aisladamente, la operación practicada más corrientemente en los traumas vasculares durante la Primera Guerra Mundial fue la ligadura. En el curso de la Segunda Guerra Mundial se repitió ésta situación, lo que llevó a De Bakey y Simeone en 1944 (13), a declarar que la ligadura arterial era el único procedimiento practicable en las condiciones de guerra. En 2.471 heridas arteriales operadas por dichos autores, solo pudieron efectuar 81 reparaciones de los vasos afectados.
A partir del conflicto de Corea en Abril de 1952, se observa una relativa mayor aplicación de técnicas más efectivas en la reparación vascular. Debemos esperar hasta el año 1973 en el que se publica el llamado Registro Vascular de Vietnam, coordinado por el Dr. Norman Rich (14) y en el cuál se sintetiza una enorme experiencia en cirugía arterial traumática, para conocer los resultados de las diferentes conductas quirúrgicas en esa materia.
Un momento histórico importante en la evolución de la cirugía vascular lo constituye la introducción de los injertos vasculares no venosos.
Novedoso resulta saber que Pirovano (15) efectuó el primer injerto arterial homólogo en 1910. Gross, en 1948 (16) publica sus primeros casos de implantación de homoinjertos arteriales en aorta. Las dificultades de los homoinjertos llevaron pronto al uso de prótesis arteriales sintéticas. En 1952 Voorhees, Jaratski y Blakemore (17) reportaron por primera vez el uso de Vinyon-N, con buenos resultados. A partir de ésta fecha se desarrolló rápidamente la utilización de otros materiales como el Nylón, Orlón, Teflón y Dacrón.
Pero todavía en base a la utilización de injertos homólogos, se asistió al más espectacular avance en cirugía aórtica en 1951, cuando Dubost (l8) reportó el primer caso de resección de un aneurisma aórtico abdominal operado el 19 de Marzo del mismo año. Es interesante anotar que, previamente en 1950, Oudot (19) efectuó la primera resección de la bifurcación aórtica trombosada, reemplazándola por un homoinjerto, inspirado en lo escrito por Leriche (20) en 1923: "El tratamiento ideal de la trombosis de la aorta terminal debería consistir en la resección del segmento ocluido y el reestablecimiento de la continuidad arterial con un injerto".
En lo que se refiere al desarrollo de otras técnicas de cirugía arterial, debemos mencionar la introducción de la tromboendarterectomía por dos Santos (21) en Portugal, siendo seguido inicialmente por escasos cirujanos: Wylie (22), Barker y Cannon (23) en Estados Unidos.
J. Kunlin (24) de París, fue el creador del concepto de la técnica del puente arterial (By pass) en 1948. El 3 de Junio de ese año, Kunlin efectuó un puente fémoro poplíteo con un segmento de safena interna en un paciente con una isquemia invalidante, el que se recuperó en forma brillante. El principio y la técnica del puente arterial fueron rápidamente adoptados por los cirujanos en Francia y en el resto del mundo.
En el campo de la cirugía aórtica más compleja, anotamos los intentos de reparación de aneurismas disecantes realizados por Gurin (25) en 1935 y Shaw (26) en 1955, falleciendo estos dos pacientes de insuficiencia renal. El primer resultado exitoso de esta cirugía fue comunicado por De Bakey y asociados en 1955 (27), basándose en 6 casos. Ya en 1953, De Bakey y Cooley (28) habían dado cuenta de la resección con éxito de un aneurisma fusiforme de la aorta torácica, reemplazándolo por una prótesis plástica.
Después de ésta fecha éstos cirujanos comenzaron a publicar sus numerosos "primeros casos” en la literatura mundial: Resección total de arco aórtico por aneurisma en 1955 (29), resección de la totalidad de la aorta ascendente por aneurisma en 1956 (30) y exéresis, más reemplazo por un homoinjerto de un segmento de la aorta torácica, y parte proximal de la aorta abdominal, por un aneurisma tóracoabdominal (31).
Es curioso considerar que los esfuerzos pioneros del Dr. De Bakey a partir de 1953 quedaron deslucidos, mirados en la perspectiva del tiempo, debido a que éste cirujano no fue el primero que operó un aneurisma aórtico abdominal, ni el primero que usó prótesis arteriales, ni tampoco quién ideó o efectuó originalmente un puente arterial. Sin embargo, De Bakey y sus asociados contribuyeron, a través de sus enormes casuísticas, al desarrollo prodigioso de las técnicas en cirugía vascular y a su divulgación, a través del entrenamiento y visitas de cientos de cirujanos, al Fondren Foundation Hospital de la Universidad Baylor, en Houston. Numerosos cirujanos chilenos debemos rendir homenaje al aporte quirúrgico de De Bakey.
En lo que se refiere a la cirugía de la carótida, su creador y promotor es el Dr. Eastcott de Londres (32), quién en 1954 efectuó la primera reconstrucción de la carótida interna en un paciente con ataques intermitentes de hemiplejia, usando anestesia general e hipotermia inducida. Este autor tiene además el mérito de haber estudiado a fondo la isquemia cerebral en relación con la carótida, y puesto en práctica la derivación interna durante la endarterectomía para asegurar la irrigación cerebral durante el procedimiento.
De Bakey y asociados (33) dieron amplia difusión a la endarterectomía carotídea, dando lugar a una publicación, en 1965, en la que relatan una muy extensa experiencia que se inició en 1954. En el año 1965, Humphries y asociados (34) en la Cleveland Clinic dan cuenta de su experiencia en cirugía carotídea, alcanzando ésta un gran desarrollo en el ámbito de Estados Unidos.
En la revisión histórica de la cirugía vascular, consideramos que los comienzos de la cirugía venosa se iniciaron a fines del siglo pasado, con Charles H. Mayo (35), quien efectuó su primera operación de varices en Rochester, Minnesota en 1888, antes de que se organizara la Clínica Mayo. La operación consistió en una extensa resección de la vena safena interna en el muslo, lo que en ese entonces tenía importante morbilidad, y aún mortalidad por sepsis.
Recién se iniciaba la difusión de las técnicas asépticas preconizadas por Lister, comenzando a darse importancia al uso de guantes de goma por el cirujano.
La operación inicial de varices de Mayo entró a competir con las técnicas de Trendelenburg (36), quien ligaba y resecaba la safena interna en el tercio superior del muslo, y las de Schede (37), que empleaba incisiones circunferenciales alrededor de la pierna. En 1906 Mayo (38) describe su fleboextractor extraluminal que le permitió ahorrar extensas incisiones.
En 1927 la escleroterapia de las varices reemplazó a la cirugía en la Clínica Mayo, y fue introducida por Dixon (39). Esta técnica había aparecido mucho antes en Europa, poco después de la invención de la jeringa por Pravaz, en l851 (40). Linser (41) en Tubingen, Alemania, descubrió en 1911 el Bicloruro de mercurio que resultó menos tóxico que las anteriores drogas usadas como esclerosantes, lo que permitió su difusión en Europa: Esta alcanzó su máximo desarrollo después de la introducción del Sotradecol y de la técnica del vendaje compresivo, utilizada por numerosos cirujanos citados por Hobbs (42) de Londres, quién dio un impulso moderno a éstas técnicas desde 1968.
Seguiremos citando a la Clínica Mayo para ilustrar la evolución de las técnicas operatorias de las varices. En 1937 se introdujo en esa institución la ligadura del cayado de la safena interna combinada con la escleroterapia.
Previamente en 1933, De Takatz y Quillin (43) habían preconizado el método efectuado en forma ambulatoria. Myers (44) en 1947, siendo Jefe de la "Clínica Venosa" de la Mayo Clinic, introduce la fleboextracción intraluminal completa de la safena interna, mejorando los fleboextractores que ya había utilizado Babcock en 1907.
La experiencia posterior de los hermanos Lofgren (45) sobre alrededor de 21.000 fleboextracciones completas de safena interna, más la meticulosa resección de todas las tributarias varicosas tabuladas desde 1950, demuestra la efectividad de esta técnica.
En el tema de la cirugía de la obstrucción venosa ilio-femoral, Palma y Esperon (46) de Montevideo, fueron los primeros en 1958 en usar un injerto venoso para el tratamiento de ése cuadro, lo que ha pasado a constituir un galardón para la cirugía vascular latinoamericana. Flores Izquierdo (47) en México, publica en 1965 satisfactorios resultados con la técnica descrita por Palma. Dale (48) confirma éstos resultados en 1968, y posteriormente en 1971 Husni (49) reporta 30 casos operados con éxito.
En la historia de la reconstitución venosa directa post traumática, debe destacarse el aporte del Registro Vascular de Vietnam sintetizado por Rich (50) en 1969: "inicialmente nuestro principal interés estuvo en el manejo de los traumas arteriales, dejando en un segundo plano las heridas venosas. Sin embargo, en el último año nos hemos dado cuenta de la importancia de la reparación venosa". En éste sentido, Haimovici (51) en 1970, y Hobson y Rich (52) en 1974, publican sus trabajos experimentales sobre injertos en el sistema venoso.
Mirando en la perspectiva del tiempo, Rich concluye en 1978 que la reparación del trauma venoso es menos exitosa en la práctica clínica que en el laboratorio de experimentación, permaneciendo todavía en la duda si toda lesión venosa traumática debe ser reparada, o simplemente ligada. Falta por conocer el sustituto ideal en la reparación venosa. Es interesante saber que en éste contexto la única operación que goza de un crédito amplio es el puente venoso cruzado safeno-femoral de Palma.
La cirugía de la reconstrucción venosa en el síndrome post flebitico, fuera de la operación de Palma, ha tenido un desarrollo lento y dificultoso, no habiendo entrado aún hasta ahora en la práctica quirúrgica generalizada. En 1970, Husni (53) presenta su técnica del puente in situ safeno-poplíteo para el tratamiento de la insuficiencia de las venas poplítea y femoral, declarando éste autor un 34% de fracasos por trombosis de la safena.
En 1975 Kistner (54) de Hawai, describe su técnica de reparación transvenosa de la válvula de la femoral superficial, en un documentado trabajo en que presenta sus métodos flebográficos y una evaluación cuidadosa de la insuficiencia venosa en el pre y post-operatorio. En 14 pacientes en los que se demostró una deformidad valvular, los resultados fueron satisfactorios.
Cuando existe una severa insuficiencia post flebítica de la vena femoral superficial, Kitsner aboga en 1978 por la ligadura venosa. Curiosamente, Bauer (55) en 1948 llegó a éstas mismas conclusiones, y relata una experiencia con ligadura de la vena poplítea en 30 casos de insuficiencia post flebítica. En ese mismo tiempo, Linton (56) describe la ligadura de la vena femoral superficial como tratamiento del síndrome post trombótico.
En 1978 Psathakis (57) da cuenta de una técnica con la que se puede obtener una interrupción intermitente de la vena poplítea, al cambiar la inserción del músculo gracilis o interponiendo una banda plástica entre los tendones musculares.
En general, los resultados de todas estas técnicas, revisadas en su contexto histórico, no han sido unánimemente considerados como completamente satisfactorios y, por lo tanto, no han entrado en la práctica habitual para tratar la insuficiencia venosa post flebítica.

ANOTACIONES SOBRE HISTORIA DE LA CIRUGÍA VASCULAR EN CHILE

Desde la perspectiva histórica del desarrollo de la cirugía vascular en el mundo, básicamente en Europa y Estados Unidos, analizando la cronología y los avances técnicos en ésta disciplina, se puede apreciar que los cirujanos chilenos interesados en la patología vascular no estuvieron muy a la zaga de sus colegas extranjeros.
En efecto, anotamos en 1989 en la Academia Chilena de Medicina, que las manifestaciones iniciales de interés por la patología arterial estuvieron aparentemente en el campo urológico. Entre los años 1930 y 1932, aparecen publicaciones sobre la aortografia por punción translumbar de los Dres. Waldemar Coutts, Felix Cantín y Pablo Goepfert, con el objeto de estudiar la circulación renal.
Aunque la intención de los autores haya sido conocer mejor la patología renal, muy lejos de concebir una cirugía vascular de éste órgano, no deja de sorprender el carácter agresivo del estudio sobre el sistema arterial considerado a la fecha como tabú en nuestro medio.
Previamente al año 1950, el profesor René Leriche de Estrasburgo, ejerció una influencia predominante sobre la fisiopatología y alcances terapéuticos en las enfermedades arteriales en aquél período.
Los trabajos de Leriche sobre el sistema simpático, permitieron apreciar la importancia de la vasoconstricción como elemento acompañante de la obstrucción arterial orgánica. Como ya se mencionó anteriormente, la prolífica producción científica de Leriche entre los años 1918 y 1944, dio nacimiento a las técnicas de arteriectomía o resección de un segmento arterial para denervar del simpático la extremidad y, por ende, dar lugar a una vasodilatación de la red colateral compensadora de la obstrucción arterial troncular.
Esta simpatectomía periarterial a través de una arteriectomía dio pronto paso a una intervención más efectiva para denervar la extremidad, consistente en la gangliectomía lumbar. En el ámbito latinoamericano, ésta operación fue practicada por primera vez por el argentino Julio Diez (58).
En Chile no hay antecedentes acerca de la aplicación de las diversas técnicas arteriales de Leriche, pudiéndose afirmar que, en nuestro medio, nunca se practicó la resección de la bifurcación aórtica trombosada como tratamiento del síndrome que lleva el nombre del cirujano francés. En cambio, la simpatectomía lumbar se estableció como una intervención de rutina en la insuficiencia arterial de los miembros inferiores.
Las primeras publicaciones sobre cirugía del simpático aparecen efectuadas en 1937 por el Dr. A. Zunzunegui de Valparaíso (59), y en 1939 se publican los trabajos de los profesores Enrique Acevedo y Alfredo Velasco (60).
Desde el punto de vista conceptual, se consideraba en aquélla época que la patogenia de la enfermedad arterial oclusiva tenía una doble etiología: por una parte la arterioesclerosis y por otra, la tromboageítis obliterante o enfermedad de Leo Burger. De ésta manera aparecían casi como sinónimos las denominaciones de enfermedad de Burger e insuficiencia arterial. Como en la arteriopatía inflamatoria había un componente vasoespástico por hipersimpaticotonía, la simpatectomía lumbar aparecía especialmente indicada.
El primer Servicio de enfermedades vasculares fue organizado en 1947 por el Dr. Manuel Casanueva, en la cátedra del profesor Alfredo Velasco en el Hospital San Vicente de Paul.
Desde ésa misma fecha, y en el mismo Hospital, ya existía en la cátedra del profesor Alvaro Covarrubias una sala para estudios llamados "fisiológicos" de la circulación arterial de los miembros inferiores, donde se disponía de un oscilómetro, que permitía reconocer mejor la pulsatilidad arterial y un par termoeléctrico, que hacía posible estudiar la temperatura de los ortejos.
Estos elementos, usados por el autor de estas líneas, constituyen la base de lo que más de 27 años después vendría a conocerse como Laboratorio Vascular.
Previamente al año 1950 no existía la práctica de la arteriografia en forma rutinaria en nuestro medio. Dos dificultades técnicas impedían el desarrollo de éste método diagnóstico, cuáles eran la falta de seriógrafos y de jeringas de inyección rápida del medio de contraste. Inicialmente, en el Hospital José Joaquín Aguirre las placas radiológicas se cambiaban manualmente, lo más rápidamente posible, con ayuda de un marco de madera y con inyección también manual del medio de contraste.
La primera aortografía con fines diagnósticos para cirugía vascular, creemos que fue efectuada por el autor en Enero de 1958. Refiriéndose a la arteriografía, el Dr. Casanueva dice textualmente en 1952 (61): "Este procedimiento es de verdadero interés cuando es necesario precisar la altura y extensión de la trombosis, con miras a la arteriectomía".
Lo dicho por Casanueva permite apreciar como, en aquéllos años, no se concebía todavía una cirugía de reconstrucción arterial, recurriéndose sólo a la simpatectomía lumbar como la operación de rutina en la cirugía de la revascularización.
Dentro de los avances en el tratamiento médico de insuficiencia arterial, y de carácter relativamente agresivo para ésos años, en 1948 y 1950 aparecen Tesis de Licenciatura en Medicina, sobre la terapia intraarterial con fármacos vasodilatadores (Drs. Vicente Contreras y Raúl Dominguez, respectivamente), y desde 1958 en una escala más amplia, las experiencias de los Drs. Carlos Pattillo y Jaime Venezian en Valparaíso.
El 12 de Noviembre de 1954 se fundó la Sociedad Chilena de Angiología, siendo su primer presidente y entusiasta promotor el Profesor Adolfo Escobar Pacheco, y primer secretario el autor de estas líneas.
Es de advertir que, en aquél tiempo, no se hacía mención del término Cirugía Vascular, sino de "Angiología", constituyendo ésta una especialidad médico-quirúrgica, aún cuando los internistas angiólogos nunca fueron más de 2 o 3 en todo el país. La Sociedad Chilena de Angiología pasó a formar parte del Capítulo Latinoamericano de la Sociedad Internacional Cardiovascular, lo cuál permitió la participación de los angiólogos chilenos en el ámbito internacional.
En 1964, la Sociedad de Angiología pasó a denominarse Sociedad Chilena de Cirugía Cardiovascular, quedando formada por cirujanos (ya se había cambiado la denominación de "angiólogos"), pero sin perder éstos su capacidad de manejo de todos los problemas de la patología vascular.
En Julio de 1955 hizo su estreno la flamante Revista Chilena de Angiología, órgano oficial de la Sociedad del mismo nombre cuyos Socios, con gran entusiasmo angiológico, publicaron numerosos trabajos. Es digno de observarse, como ésta nueva especialidad provocó el entusiasmo inicial de numerosos cirujanos con otras actividades en las disciplinas quirúrgicas y que, con el tiempo, fueron alejándose de la Angiología por el natural destino de sus carreras quirúrgicas.
En todo caso, la Revista Chilena de Angiología tuvo la virtud de condensar en sus páginas toda la experiencia nacional en la incipiente cirugía vascular comprendida entre los años 1950 y 1964.
En los albores del entrenamiento de los futuros cirujanos vasculares tuvo un destacado papel la práctica de la cirugía experimental, lo que en la época correspondió a los actuales programas de entrenamiento, especialmente extranjeros, en Cirugía Vascular.
A éste respecto dice el profesor Escobar en el Editorial de la Revista Chilena de Angiología de Julio de 1959: "La cirugía angiológica necesita de la cirugía experimental, como una forma de practicar éste tipo de cirugía, que es dinámica y netamente funcional, lo que no permite que se la practique en el cadáver ni menos en el enfermo".
Lo expresado en estas líneas se cumplió brillantemente en el Instituto de Cirugía Experimental, anexo a la cátedra de anatomía del citado profesor. En éste Instituto se realizaron los primeros injertos arteriales autólogos y homólogos en aorta de perros, publicados en los años 1954 y 1955 por el Dr. Luis Perales (62-4). Este trabajo significó también la puesta en marcha del primer y único Banco de arterias homólogas en el campo experimental. No sabemos exactamente si estos trabajos alcanzaron a proyectarse hacia el uso de arterias humanas conservadas en la práctica vascular de ésos años.
En 1956 el Dr. Perales publicó su trabajo sobre "Reemplazo de segmentos aórticos por material plástico", utilizando en perros tela de Nylon, con buenos resultados funcionales (64).
En éste mismo contexto y fecha se efectuó el trabajo experimental sobre "Injertos venosos autólogos en aortas" realizado por el autor de estas líneas y el Dr. Pedro Castillo (65-6). En éste caso, la interposición de un segmento de cava inferior en la aorta abdominal del perro, permitió el afinamiento de las técnicas de sutura vascular de los noveles y entusiastas cirujanos, que no vacilaban en trabajar hasta avanzadas horas de la noche.
Cabe mencionar el interés y buena voluntad de otros colegas en éste tipo de trabajos, como el Dr. Manuel Neira, Jefe de Radiología del Hospital Roberto del Río, donde se llevaban los perros, disfrazados de niños, para su control aortográfico.
Es importante observar que entre los años 1955 y 1960 comenzó a desarrollarse la cirugía de los aneurismas, mucho antes que las técnicas de reconstrucción arterial (67).
Esto se explica por la relativa frecuencia de la consulta de enfermos portadores de aneurismas torácicos y abdominales en la cátedra de cirugía del Profesor Juan Allamand en el Hospital José Joaquín Aguirre y, por otro lado, al desconocimiento que todavía imperaba en esa época de la patología arterial obstructiva por el escaso desarrollo de la angiografía.
En Agosto de 1955 los Drs. Walter Sunkel y el autor resecaron un aneurisma ilio femoral, reemplazándolo por una prótesis de Nylón, con sobrevida del paciente. En Noviembre del mismo año, el Dr. Daniel Pizarro en el Hospital San Juan de Dios, efectúa la sutura lateral de un aneurisma abdominal de tipo sacciforme encontrado en el curso de una colecistectomía (68). Posteriormente, diversos cirujanos actúan casi en el mismo tiempo frente a la resección electiva, o de urgencia, de un aneurisma abdominal.
Los primeros en extirpar un aneurisma abdominal complicado de ruptura, el 25 de Julio de 1957, fueron los Drs. Svante Tornvall, Carlos Pattillo, Pedro Uribe Concha, Jaime Venezian y Kenneth Jackson en Valparaíso (69). Este paciente falleció a los 3 días del post operatorio. Los primeros cirujanos en efectuar la resección electiva de un aneurisma aórtico abdominal, el 27 de Noviembre de 1957 fueron los Drs. A. Frenkel, M. Fernández y A. Opazo (70), falleciendo el enfermo un mes más tarde por complicaciones ajenas a la intervención.
A su vez, en Enero de 1958, el profesor Juan Allamand y los Drs. W. Sunkel R. Carrasco, P. Castillo y R. Domínguez, operaron el primer aneurisma aórtico abdominal con sobrevida prolongada (71). Este paciente se operó con la anuencia de su medico internista, el Profesor Hernán Alessandri, después de una afortunada aortografía translumbar (ya mencionada anteriormente) que tuvo la virtud de demostrar la existencia de una aneurisma propiamente tal, y de provocar la decisión unánime operatoria de la constelación médica que pululaba alrededor del enfermo. En éste paciente, se reemplazó la aorta con un trozo de camisa de nylón, cosido con el mismo material en forma casera por la madre de uno de los cirujanos.
En Concepción, los Drs. R. Riquelme, L. Vielma y H. Wilhelm operaron dos casos de aneurismas abdominales, publicados en Abril de 1960. El primer aneurisma abdominal complicado de ruptura, operado son sobreviva, aparece en una publicación de 1963 de los Drs. Sunkel, Castillo, Sepúlveda, Marmentini y J. Acevedo (72).
La primera observación publicada sobre un caso sometido a cirugía reconstructiva de la arteria femoral superficial, mediante un injerto venoso, fue aparentemente realizada en Julio de 1958 en la cátedra del profesor Juan Allamand, en el Hospital José Joaquín Aguirre.
En Mayo de 1957 los Drs. Manuel Oviedo y Gastón Duran (73) publican su experiencia en el uso de injertos venosos autólogos en 3 casos de heridas arteriales; la primera de estas operaciones fue realizada en 1954 en la Asistencia Pública, de modo que sería, presumiblemente, el primer caso de trauma arterial operado con un injerto venoso en el país.
En Marzo de 1959 los Drs. Manuel Casanueva, Alex Zacharías y Alfredo Velasco (74) publican cuatro casos de cirugía reconstructiva arterial, efectuando una endarterectomía ilíaca en un caso, y puentes ilio-femorales y fémoro-poplíteos con prótesis de Dacrón en los restantes. Todas estas operaciones fueron acompañadas de simpatectomía lumbar, y los resultados fueron variables en cuanto a la recuperación de la circulación troncular.
El Dr. Jaime Venezian y colaboradores, publican en 1964 su experiencia en cirugía de la insuficiencia arterial de los miembros inferiores. En ésta casuística, predominaron las técnicas de tromboendaterectomía sobre los puentes aorto-femorales en la oclusión aorto-ilíaca, mientras que en la obliteración fémoro-poplítea efectuaron principalmente inyecciones intra-arteriales con vasodilatadores. En las obliteraciones arteriales distales, el tratamiento fue básicamente la simpatectomía lumbar, como intervención predominante en esa época.
En el período comprendido entre los años 1950 y 1960 comenzó a desarrollarse la cirugía venosa, a un ritmo mayor que la cirugía arterial, lo que se explica por la gran abundancia de pacientes con varices y úlceras de las piernas de origen venoso.
En 1954 presentamos a la Sociedad de Cirujanos de Chile, la técnica de la flebografía anátomo-funcional de los miembros inferiores, lo que permitió reconocer las características de la patología venosa profunda, y la alteración morfológica venosa del llamado síndrome post flebítico.
En relación con las úlceras de las piernas, debe señalarse el gran desarrollo dado en Valparaíso por los Drs. Pattillo y Venezian, a la técnica operatoria difundida en 1955 por el Dr. F. B. Cockett en Inglaterra, a través de su trabajo fundamental sobre "Patología y tratamiento de las úlceras venosas de las piernas". El conocimiento de la insuficiencia de las venas perforantes, y de las técnicas de ligadura de ésas venas, y el tratamiento quirúrgico agresivo de las grandes úlceras de las piernas a través de la técnica de "Resección cutáneo-aponeurótica", permitió a los cirujanos de Valparaíso acumular una vasta experiencia desde 1955, la que alcanzó en años posteriores a varios miles de casos.
En Diciembre de 1958, se efectuó en Santiago el IV Congreso del Capítulo Latinoamericano de la Sociedad Internacional Cardiovascular, que contribuyó a la difusión de la Angiología Chilena, y especialmente a la producción de un cambio en el enfoque de la patología vascular, cuyo manejo se hizo esencialmente quirúrgico.
Al mismo tiempo se estableció una especie de complementación con la incipiente cirugía cardiaca de esa época, siendo ésta la base del cambio de denominación de la Sociedad de Angiología a Sociedad Chilena de Cirugía Cardiovascular.
Para algunos de los cirujanos vasculares actuales, tuvo importancia la memorable visita que hizo a nuestro país en 1964 el Dr. Michael De Bakey, una de las figuras de mayor renombre mundial en Cirugía Cardiovascular. El Dr. De Bakey permaneció 3 semanas en el Hospital José Joaquín Aguirre, en la Cátedra del Profesor Juan Allamand.
Esta muy especial visita de éste cirujano, acompañado de todo su equipo quirúrgico, más anestesistas, perfusores y enfermeras, fue posible debido al auspicio y financiamiento por parte de la princesa Liliana de Bélgica. En ésa ocasión, se operaron numerosos enfermos de cirugía cardiaca a corazón abierto, y pacientes con patología aórtica abdominal.
Los cirujanos asistentes a éste evento, tuvieron la oportunidad, sin moverse de Santiago, de asistir por unos días a una actividad quirúrgica tal como se efectuaba en Houston, Texas.
Desde 1965 se perfecciona la indicación quirúrgica en la insuficiencia arterial de los miembros inferiores, debido al desarrollo alcanzado por la aorto-arteriografía, pudiendo así establecerse una correlación comprensible clínico-radiológica de la insuficiencia arterial.
En Agosto de 1969, se efectuó el que consideramos el primer Curso de cirugía arterial para especialistas, en el Hospital Clínico de la Universidad Católica, dictado por el Dr. H. Edward Garret. En éste curso intensivo de una semana, los asistentes pudieron observar las técnicas de revascularización arterial y de resección de aneurismas abdominales.
Creemos que éste curso marcó un hito en la historia de la cirugía vascular chilena, al demostrarse objetivamente lo que era la evaluación clínico-radiológica de los pacientes, el detalle de las técnicas quirúrgicas empleadas, el uso de las prótesis arteriales vigentes en aquélla época, y las consideraciones post-operatorias en cuanto a los resultados obtenidos. Posiblemente éste curso sirvió de incentivo a muchos cirujanos jóvenes para seguir la especialidad de Cirugía Vascular.
La cirugía de la revascularización aorto ilíaca dio señales de madurez a través de la presentación de una casuística significativa, proveniente del Equipo de Cirugía Vascular de la Universidad Católica en 1972.
El progreso de las técnicas de revascularización permitió que, ya en 1970, aparecieran publicaciones sobre el tratamiento quirúrgico de las obliteraciones arteriales distales de los miembros inferiores, utilizando injertos venosos de safena invertida. En éste sentido se anotan los trabajos de los Drs. R. Dominguez, M. Bravo y A. Díaz en 1970, y de J. Venezian y E. Ventura en 1971 (75).
En ésta apretada síntesis de los hechos que nos han parecido más relevantes en la evolución de la cirugía vascular en el mundo, y en nuestro país, hemos considerado adecuado finalizar éste recuento histórico deteniéndonos al comienzo de la década del 70, ya que los acontecimientos posteriores no han entrado todavía a una perspectiva histórica.
De no proceder así, ésta Breve Historia de la Cirugía Vascular, se transformaría en un mero relato del quehacer vascular actual.

BIBLIOGRAFÍA

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